lunes, 13 de enero de 2014

COITUS INTERRUPTUS


Día 12 de Enero de 2014
Tras un inesperado "coitus interruptus laboral", hete aquí que con las pilas interpoladas y las piernas bien colocadas, nos vamos a pasar la mañana dominical a la sierra de Guara. En el camino, la niebla habitual del valle del Ebro, se acopla con la de la Hoya de Huesca y forman un entrañable, aunque gris, marco de íntima colaboración.
Santa María de Belsué.
En Arguís, el café que nos sirve uno de los pocos hosteleros que van quedando, es tan exquisito que nos transporta a los campos colombianos del señor Valdés. La compañía de hoy es, una vez más, de lujo, pues Maite y Piedad son escolta que más de una personalidad quisiera para sí.
La niebla no ha levantado, aunque la silueta de Belsué, nos anuncia que todo el día no va a durar. Tras pasar por Santa María de Belsué, con dos grados por debajo del cero, nos ponemos las botas y comenzamos a caminar.



Embalse de Santa María de Belsué.
Tras cruzar un puente, nos adentramos en una senda, totalmente cubierta de boj. A nuestra derecha, adivinamos una de las colas del embalse de Santa María de Belsué. Dos kilómetros nos separan de su presa, que cruzamos para ubicar nuestro cuerpos en la orilla opuesta.
La hondonada de Belsué se acomoda a un corredor natural entre el pico del Águila y el Cabezo de Guara, e hidrológicamente está drenada por la cabeza bicéfala del río Flúmen, cuyas dos venas viajan por cauces tortuosos para encontrarse y fundirse en el pantano de Santa María de Belsué.
Embalse di Cienfuens.
Por otra parte, el embalse de Cienfuéns, con una capacidad de 1Hm3, se sitúa en un tajo del cauce amplio y flanqueado por grandes escarpes calizos. Posee una central eléctrica hoy en desuso. Fue necesaria su construcción ante las pérdidas de agua producidas en el de Santa María y al objeto de recoger los caudales de los abundantes manantiales de Cienfuéns.
Comenzamos a ganar altura por la escalera que une este entorno con el refugio de Peña Guara. Aquí, el sol ya luce y nos despojamos de alguna de las prendas de abrigo.
Abajo, en el embalse, todavía la niebla es protagonista, de hecho podría ser escenario de rodaje del monstruo del lago Ness.
La niebla sobre el embalse.
Al fondo, los Pirineos
La temperatura y el camino, ambos en claro ascenso, nos calientan el cuerpo por una pista en la que de frente, el Pico del Águila lo utilizamos de centro en nuestras discusiones sobre localidades, montes, valles y, mil y un rincón de la sorprendente Sierra de Guara.
Llegamos al cuello de la Travesada, punto más alto de la jornada. Una ligera brisa corre en este lugar y, aunque el sol nos acompaña, mejor andar unos metros para descansar y reponer fuerzas.
Al norte, asoma Collarada, entre otros picos y al sur el impresionante Salto de Roldán.
El Salto de Roldán.
Descenso.
Unos plátanos canarios y unas almendras de la tierra, entran en el cuerpo, "de primera" y aunque la mañana invita a la tranquilidad y relax, retomamos el camino.
Una senda, en moderado descenso y cubierta de boj y encinas, bueno y de alguna zarza atrapacuerpos (caricias placenteras, diría el presi Mariano), nos va acercando a un lugar ya visitado, hace unos años con el grupo Esbarre: el Dolmen de Belsué, no sin antes toparnos con un rebaño de vacas que han dejado el camino totalmente apropiado para lavar las botas a nuestro regreso.



En el Dolmen de Belsué.
Una mesa de interpretación nos da información sobre este tipo de enterramientos, cito: “es un megalito funerario del neolítico que demuestra la antigüedad de los asentamientos humanos en este entorno”. El dolmen esta deteriorado, se conserva la losa vertical sur, faltando la de la vertiente norte, motivo por el cual la losa superior perdió su posición horizontal, quedando inclinada sobre la que resta en pie.
Con menos años, pero no pocos, los tres nos turnamos y la cámara recoge el momento de unión de tantos siglos.


Acantilados de Cienfuens.
Desandamos un trozo de camino, para seguir descendiendo hacia los acantilados de Cienfuens.
Arriba, los buitres leonados, describen hermosos planeos sobre un cielo ya totalmente azul, abajo el curso del Flumen lucha por hacerse paso entre las paredes calizas en una batalla que con el paso del tiempo, claramente  gana el río.
Desde su nacimiento, en la sierra de Bones, el Flumen se encuentra con muchos obstáculos que debe superar y este hecho desemboca en sitios tan espectaculares como el que estamos pasando.


El río Flumen, rodeando un peñasco.
Nos paramos una y otra vez a disfrutar de esta maravilla de la naturaleza.
El camino es completamente llano, llegamos al embalse de Cienfuens y tras pasar una serie de túneles construidos para acceder a la zona, cerramos el bucle en la presa del de Santa María de Belsué.
Hace buen día y charra que te charra, llegamos al punto de inicio en pocos minutos.
Ahora si que vemos como el Flumen se deja caer con fuerza sobre la superficie de las aguas del embalse.



Lúsera.
Ya, llegando al fin de la caminata, vemos (por la mañana, la niebla lo impedía) la aldea de Lúsera, dominando un alto montículo de los que conforman el valle de Belsué. Esta población que se quedó abandonada, está siendo en la actualidad objeto de recuperación, por lo cual se han efectuado nuevos accesos.
A la vuelta, decidimos detenernos en el mismo lugar de por la mañana y, al sol, tomarnos los bocadillos acompañados por unas birras de la tierra.
Buena jornada senderista en compañía de dos grandes mujeres con las que el aburrimiento está totalmente descartado.
Y yo, aquí me quedo con mi "coitus interruptus", esperando que algún alma caritativa, termine con este "sinvivir" de mis últimos "coletazos"  laborales.
Hasta pronto.
Recorrido.
Perfil:Distancia 14, 4 Km. /  Desnivel p´arriba  565 m.  y p´abajo lo mesmo.



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