lunes, 12 de septiembre de 2016

LA MESA DE LOS TRES REYES

Día 11 de Septiembre de 2016
       Este, la Mesa de los Tres Reyes, es un pico al que, ¡leches!, cuesta acercarse y que siga así, no vaya a ser que a algún iluminado le dé por hacer carretera y parking.
       Es, también, un pico controvertido por hallarse enclavado en los límites de Francia, Navarra y Aragón. En Navarra lo denominan "Hiru Erregen Mahaia", los de Aragón le llamamos "Meseta d´os Tres Reis" y "table des Trois Rois" le denominan los franceses.
La Mesa de los Tres Reyes y, a su derecha, el Pic de la Table.
          Y faltaría más, amigos que somos de adjudicarnos territorios, los navarros cuentan que es su pico más alto, los galos que es su "Pic du la Table" (denominación de la antecima oriental totalmente ubicada en sus huestes), y los de aquí... "Cagüen la leche, que lejos l´han puesto, ¡hala pues!, vamos p´arriba!". Y como no, cuando las cosas se ponen de estas formas nos inventamos una leyenda. 
        La última vez que anduvimos por "aquestas montañas", por el "¡hala pues!" ya contaba una de las versiones más extendidas, eso sí, lo hacía a mi manera:
          "Varias son las versiones que he leído, cada una de ellas en consonancia con la empatía que les une, de la leyenda que cuenta de los reyes de Aragón, Francia y Navarra, que se juntaban para dirimir cuestiones referentes a sus reinos y ver qué hacían con los musulmanes, sentándose cada uno en su territorio. ¡No sé, no sé!, sinceramente, no veo a ningún rey subiendo aquí, ya que hay que sudar y no es costumbre de la realeza tal estado de esfuerzo físico. Me imagino a los tres monarcas, allá arriba, pasando un rato con la baraja en la mano sin entenderse entre ellos, el navarro propondría darle al "mus", el galo al "rabino francés" y el de Aragón al "guiñote". Juego, el de tronos, muy desigual en la actualidad ya que los de Francia han decidido ser republicanos y por aquí, andamos sobrados de "monarchs & families".
           En aquella ocasión, en Junio del 2015, Maite y yo nos quedamos a un tris de tocar la cima (Lola y Luis sí lo hicieron) por lo que aplicamos esa regla fundamental que dice: -"!el monte no se mueve, ya volveremos"-.
En el 2015.
Por tierra seca.
           Y eso hacemos, aunque el recorrido bien podríamos decir que es el mismo que el anterior, hemos observado algunas cosas fundamentalmente diferentes: En aquella ocasión eran los últimos días de la primavera con el esplendor propio de un monte teñido de multitud de colores; quedaban, todavía, algunos neveros y el agua se sentía correr por los arroyuelos. Hoy el paisaje es muy diferente, estamos entrando en un otoño precedido de un estío que le ha dejado una herencia seca, muy seca, tanto que hacía mucho tiempo que no ocurría cosa igual. La ausencia de hierba fresca en el prado ha debido invitar al ganado a algún "mcdonals", pues se ve que por aquí el menú anda algo escaso.
El Sol alumbra el Maz.
           Y aquella nieve que nos dificultó tocar la cima, ha desaparecido por lo que nos ha resultado más factible, aunque más costoso, llegar a lo más alto de la Mesa de los Tres Reyes.
        Para evitar el calor, no tan fuerte como los pasados día, hacemos noche en Siresa para, una vez en Linza, salir temprano.
        Así procedemos, a nuestras espaldas van quedando el pico Maz (1945 m.), que ya subimos el pasado Otoño, con su característica forma piramidal y la mole de Peña Ezcaurre (2045 m). Delante, la vista del mallo de Acherito (2374 m) nos anima la mañana.
Peña Ezcaurre.
        Llegandos al Collado de Linza, el Sol, que nos saluda de cara, con dos... asoma por encima del Petrechema en un día de esos que invitan a salir al monte. Desde aquí, en la lejanía, contemplamos nuestra meta de hoy.
El Sol, el collado de Linza y...Maite.
          Y hablando de saludos, a uno y otro monte suben algunos grupos y el saludo de la mayoría de ellos, "epa", delata la gran afición de nuestros vecinos del norte por esta montaña.
¡Epa!
           Aquí se dividen los caminos, a la derecha suben las huestes que intentan alcanzar el Petrechema o alguno de sus allegados; nosotros tomamos el de la izquierda que comienza con un ligero descenso por la Hoya de la Solana, por aquí la senda es buena hasta que, pasada la Fuente del mismo nombre, deja de comportarse con esta pareja como debería, pues se adentra en la zona kárstica del Portillo de Larra que se extiende desde Belagua hasta estos parajes. Se trata de un paisaje singular que la naturaleza ha labrado sobre la roca caliza y que ha convertido el suelo en lo que parece un montón de piedras rotas y abiertas como cuchillos, muchas  de ellas completamente verticales. Nos asomamos a algunas simas y "mejor no medirlas". ¡Un paisaje lunar!.
Zona kárstica.
Vaya caminito.
      Cuando abandonamos el karst aparece el terreno de bloques desprendidos de las laderas del Budoguía (2366 m.). La única dificultad es la siembra de hitos de piedra que, más que orientar, te llevan por algunos tramos no muy recomendables.
¿Por "ande" se sube?
        No tardamos en caminar a media ladera por un terreno más llevadero lo que nos permite contemplar, a nuestra derecha, al personal que asciende por la cresta sur del Petrechema (2371 m.), separados de nosotros por la impresionante cresta presidida por el Mouscaté (2236 m.).

¡Ya vamos!
     Vamos viendo, algo arriba todavía, la Mesa de los tres Reyes, bajo ella, el Pic de la Table se asoma, ya en las Galias, como queriendo contemplar al personal que anda escalando las Agujas de Ansabère.
Pronto, no sin esfuerzo, alcanzamos el collado de Mesa-Budoguía. El viento (más bien es brisa lo que corre en estas cotas), nos alienta a emprender el último esfuerzo.
Ahora sí.
         Zigzag canchalero por sendero empinado y enseguida estamos en la base del pico con la duda de si tirar por donde lo hicimos (norte), o por donde no pudimos en el pasado (sur). Lo hacemos por la segunda de las caras para descubrir que fue la nieve la que nos impidió subir, obstruía el corredor de ascenso.
        Una larga pero fácil trepada nos deja en la cima de "La Mesa de los Tres Reyes" (2446 m.) con un pie en Navarra, otro en las Galias y los "cataplines" en el mismísimo Aragón.
En la cima.
         No solos, pero estamos en la cima... de la madurez, estamos en esta cumbre de leyenda disputada por necios guerreros del sinsentido, cumbre dominante en este rincón pirenaico en la que un horroroso castillo de hojalata y un no más agraciado santo, son incapaces de quitar un ápice de esa magia que acompaña a la montaña.
El Petrechema desde la Mesa.
          Y, ¿cómo no?, un vistazo a los alrededores y en el Norte, el pico Anie (2505 m.) nos recuerda su ascensión hace un porrón de años. Hacia el Oeste, se puede ver hasta el Orhi. Al Sur el Petrechema y sus agujas. Más allá se divisa el Middi de Ossau. Un poco más cerca, el último que subimos con los zagales de Esbarre, el Gaziès. Incluso el Tozal de Guara se deja ver a lo lejos. Bajo nuestros pies, el valle de Lescún y el Lac de Lhurs. Y no voy a describir todo, soy auténticamente incapaz de ello, pero sí de simplificarlo :¡cielo, tierra y aire...mucho aire!. Además, habiendo ascendido con quien sueñas subir todas las cimas, aunque las fuerzas flaqueen, todo parece más fácil.
El Anie.
Sin palabras.
En el centro el Pic Gaziès.
         Tengo que añadir que, lógicamente, los de los "cataplines" somos minoría en esta popular cumbre, son los del "¡epa!" quienes pueblan tan digno lugar.
Compañera de viajes...
       Un ligero bocado, un bocanada de aire, pilas cargadas y hay que bajar, no hemos hecho más que la mitad de la faena. Además hay que hacerlo con prudencia y sin más prisas que la de llegar abajo.
       En las piernas se notan las muchas jornadas de playa, levadas, etc., las tabas andan quejándose de tan largo descenso.
    No son las piernas quienes tienen la exclusiva del quejido, las interioridades abdominales interpretan unas sonoras batucadas brasileñas que nos acompañan hasta el refugio de Linza, en el que son acalladas en compañía de una jarra (Maite) y una cañita (el conductor) de fresca y merecida birrita.
       Dos vasos que chocan, dos miradas cruzadas, dos pensamientos unidos y una montaña subida y bajada. Así somos.
        Hasta pronto.

PD.- Sigue sin aparecer el equipaje de Madeira, ¿donde estará?

Datos técnicos:
Recorrido.

Perfil.
Distancia: 16,5 Km.
Desniveles acumulados:
Negativo, 1342 m.
Positivo, 1342 m.

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