Pues si, volvemos a repetir esta bonita travesía pero esta vez no somos tres, somos tropecientos.
Eso no quita para que pasemos un día excelente aunque con cinco o seis grados menos hubiera sido mucho mejor, no son temperaturas estas, para principios de Mayo. Algo no está funcionando bien en este planeta, por estas tierras Maite y yo (acompañados de Atos, nuestro perro) realizamos una pequeña excursión el primer día del año en camiseta de manga corta.
Bueno volviendo al sábado, como siempre el bocata-desayuno en Puen d´a Reina, enclave donde se abrazan el Rio Aragón y su Subordán y que es transitado por los peregrinos que desean andar el camino de Santiago por el ramal aragonés y que al que no lo conozca le recomiendo que lo descubra transitando por bellos paisajes de este nuestro querido Pirineo.
En esta ocasión y al llevar una marcha mas relajada, pudimos disfrutar mas tranquilamente de las maravillas que esta tierra y en esta época del año la naturaleza nos brinda.
Solo hay que ver esta bonita Genciana,
la luz adentrándose en el bosque convirtiendo el musgo en polvo de esmeralda,
el brotar las aguas por mil manantiales,
y poder acercar la cámara a los insectos sin que tu presencia les moleste mas que tu admiración.
Esta vez salimos los de Esbarre, buena cuadrilla y buena gente. En la foto de abajo solo falta el fotógrafo y alguna otra persona que por piedad no quiero nombrar.
La mañana comenzó fresca, pero solo eso: comenzó. Ya las primeras cuestas tras salir de Ansó nos abrieron los poros y mas de una gota resbalaba sobre los rostros recién embadurnados de crema solar, pero ni dichas cuestas ni la mas exageradas de las sudadas pueden con el buen humor de la peña.
Buen ejemplo de ello es las caras de satisfacción tras superar el primero de los collados del joven Luis, Maite y un menda
y de los siempre esbeltos Lola-luis.
Ya por la tarde y después de comer y dar cuenta de algún barril de birra (la fotografía lo certifica), continuamos la marcha por el barranco (por no llamarle horno) de Don Juan.
Una vez más, tuvimos la suerte de ser guiados por la tecnología de los satélites americanos y por el conocimiento de la montaña que con personajes hispanos como estos te producen seguridad en ese entorno tan especial en el que nos adentramos los humanos y que debemos respetar para poder disfrutar de él.
Finalmente llegamos a Urdués donde nos esperaba el autobús. Con el fin de refrescarnos, nos introdujimos en las frías aguas del barranco de Fayanás en el que se pudo contemplar un desfile de esbeltas posaderas y de lujosas lencerías que mas de un modisto de Milán de haberlas visto, hubiera patentado.
Tras el remojete, pudimos disfrutar de la fría agua de la fuente del pueblo y que un lugareño nos indicó de que los que beben de esa agua fallecen a lo que una esbarrista le contestó que los que no lo beben también acaban igual.
A la vuelta, parada en el santuario de Puen d´a Reina y a reponer la birra que habíamos sudado.
Y para finalizar, corregir el error del año del incendio de la sierra de Loarre. No es 2011 es 2001.
Y es que la perfección, estoy convencido de que no existe.
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