martes, 7 de abril de 2015

EL CANFRANERO - DE LA PEÑA A RIGLOS

Día 5 de Abril de 2015
Casi un mes sin aporrear las teclas del portátil, el tiempo y otras actividades han fundido, sin piedad, uno a uno, los días. Muchas son las cosas que han sucedido en este tiempo: el pueblo andaluz ha pasado por las urnas; un avión copilotado por un presunto pirado se ha estrellado en los Alpes,  falleciendo todos sus ocupantes; otros pirados han masacrado una universidad en Kenia; más y más pateras han cruzado el mar con personas intentando huir de la miseria y atrocidades, algunas lo han logrado, otras... 
Con Atos por Aguas Tuertas.
En fin, los días pasan, en el último intento de salir al monte con la gente del Stadium Casablanca, me quedé acompañando a Atos en sus últimos momentos, se lo merecía, él nos acompañó durante toda su vida. Recuerdo aquella vez que desde Plan, subió hasta la Basa de la Mora y una vez allí, dio cuenta del paquete de lomo embuchado que le arrambló a un zagal. Mientras tuvo fuerzas, nos acompañó a Maite y a mí por estas y aquellas montañas y, aunque no sea más que en una muy pequeña medida, ayudó a rellenar ese profundo vacío que nos quedó hace quince años. Adiós Atos. (Antigua dedicatoria en un clic).

El viejo Canfranero.
"Al ajo". Hoy es día de regreso para los que, disfrutando de unas mini vacaciones católicas, vuelven a casa no sin disfrutar de una procesión más: "la de la carretera". Motivo que nos lleva a realizar una vieja clásica, coger "el tren" y subirnos hacia el Reino de los Mallos.
A la hora en punto, en la estación de Goya, accedemos al "Canfranero", tren que sin ser aquel de terraza y bancos de madera, de humos y vapores, de charlas sin auriculares, de camaradería montañera y montañesa, nos lleva hasta la estación de Santa María y la Peña.
En la estación.
Somos cuatro: Piedad, Maite, José Antonio y el menda, que junto a Jesús (hermano de Maite, que tiene otro destino), hemos compartido viaje hasta aquí.
Nos apeamos en una solitaria estación cuya vivienda parece habitada, ha sido un viaje de algo más de dos horas pero este tiempo no nos ha afectado, "solo somos un par de horas más viejos y otro par de horas más expertos".
Ni una nube en el cielo, temperatura ideal para andar, así que "crema y calcetín" que el "Astro Rey" ya va quemando las delicadas pieles de los presentes.      En sentido contrario al que hemos llegado, andamos un kilómetro y medio por una pista que, sin dejarla, nos cruza al lado contrario de las vías del Canfranero. 
La Peña desde la Foz D´Escalete.
En este punto, el camino comienza a ascender suavemente, con mucha delicadeza para que no nos agotemos a las primeras de cambio.
Abajo queda La Peña, con su industria de transformación maderera, junto al embalse que debe su nombre a la piedra sobre la que se levanta la presa y a través de la cual por distintas galerías excavadas en la misma roca realiza el desembalse de nuevo al cauce del río Gállego. Fue construido entre 1904 y 1913 con la función de regular este río justo antes de entrar en el desfiladero que discurre junto a los Mallos de Riglos.
La Foz D´Escalete.
En la Peña, todavía se conservan en buen estado “Las Escuelas”, donde hasta finales de los setenta los mozos y mozas del entorno acudían a estudiar. Cabe destacar también la gran foz que da vía y acceso a senderos que nos llevan hacia Riglos, Sarsamarcuello, Loarre, Carcavilla... Dicha foz se llama Escalete, desde donde se alcanza con la vista una gran panorámica de todo el entorno de La Peña y sus alrededores. Nos detenemos a admirar la profunda grieta que las aguas del barranco Forcallo se han atrevido a esculpir. Los buitres que suelen andar por estos parajes, aprovechando las térmicas, hoy vuelan altos.
Piedad, Maite y José Antonio.
Poco más adelante, a la altura de la Pardina D´Escalete, dejamos la pista para caminar por un agradable sendero.
No sé si en alguna otra ocasión hemos hablado de las pardinas, pero para aquel que no lo sepa, se trata de unas edificaciones que solían estar ocupadas por una o más familias que, en común, trabajaban las tierras y el ganado. En su origen, allá por el siglo XIII, eran utilizadas como refugio temporal de pastores y ganado, para, posteriormente, cumplir función de vivienda permanente. Esta D´Escálete, como la mayoría de las que podemos encontrar en la montaña, se encuentran en estado de abandono, aunque mantienen gran importancia como refugio y lugar de nidificación para la fauna silvestre.
Restos de la Pardina D´Escalete.
Bendita sombra.
La cuesta y el sol colaboran solidariamente a que agradezcamos  introducirnos en alguno de los pequeños bosques que el incendio del verano de 2001 respetó esta sierra. Algunas encinas, carrascas, pinos y boj, nos dan algo de frescor en esta mañana de Abril.
Llegamos a un collado en el que, frente a nosotros, asoma la Peña Rueba, imponente macizo donde los haya, enfrentado por algunas leyendas a los colosos Mallos de Riglos.
Y volviendo nuestros bellos cuerpos 180 grados, la cordillera pirenaica  nos muestra sus blancas cimas.
Pirineo  central.
La resurrección.
La huella del mencionado incendio se deja ver, las ramas de los árboles que quedan en pie parecen querer aferrarse a la vida que les rodea y como la naturaleza es sabia, ya van creciendo las nuevas plantas que acompañadas por labores de reforestación, pronto volverán a dar vida a esta castigada sierra. Haciendo un símil con el día de hoy en las celebraciones católicas (domingo de resurrección), se puede afirmar que la sierra de Loarre, está resucitando.
Reemprendemos la marcha, por unos metros erramos el camino, queremos comer en Riglos antes de coger el tren de regreso, por lo que toca corregir y echar para atrás unos metros.
Entre mallos.
Pronto comenzamos a descender, la senda está algo descarnada, pasamos por el cruce que indica el desvío para la ruta del Camino del Cielo, por la que pretendíamos descender, pero un vistazo al reloj nos convence de hacerlo por la vía más corta. Otro día será. Bajamos por la senda del Circo de Verano, entre los mallos Fire y Pisón, conforme perdemos metros, vamos observando escaladores que en buen número andan agarrados a las paredes de estas impresionantes moles.
Escalando el mallo Pisón.
Abajo, el río Gállego.
Debajo de nosotros, el río Gállego, serpentea, no sé si por la orografía del terreno o para esquivar las múltiples agresiones que en su discurrir, le han hecho y le tratan de hacer algunos personajes poco sensibles con el medio de vida de estas tierras. Tierras que soportan el peso de los Pirineos a sus espaldas y miran al Valle del Ebro de frente, como queriendo provocar a quienes desde él, llenan sus bolsas con dudosa honestidad.
Ya, a los pies del Pisón, miramos hacia arriba y tengo que confesar que la presencia de los escaladores, pequeños ellos en tan grandes paredes, me provoca cierto vértigo.
Llegamos a Riglos
Las calles de Riglos están animadas, nos acercamos a comer en el Refugio, bueno a comer y a hidratarnos con unas jarras de...
Varias son las historias y leyendas de los Mallos de Riglos, una de ellas  la relaté en otra ocasión, puedes acceder a ella haciendo clic aquí.
Ya recién comidos, Piedad me cuenta un resumen de la historia del Reino de Los Mallos, que fueron parte de la dote que el rey Pedro I, entregó a su segunda esposa, la italiana Berta. Aunque pequeño, este reino tenía el mismo sistema que los mayores aragoneses y navarros. De hecho, tras la muerte de Pedro I, su hermano Alfonso I mantuvo el Reino de los Mallos hasta el año 1.111 y a la cuñada italiana como reina de este.
Los Mallos desde el apeadero de Riglos.
Apeadero de Riglos.
Y nosotros, ya comidos, ya bebidos y ya recuperados, nos dirigimos al histórico apeadero de Riglos, al que con la máxima puntualidad posible llega "El Canfranero", al que solo accedemos nosotros.
Un bonito paseo, un recuerdo de aquel viaje en tren, un buen día, buena también la cerveza y como no, buena la compañía de estos amigos (y de Maite).
Ya de vuelta en Zaragoza, abrimos la puerta de casa, Atos no sale a recibirnos.




Hasta pronto.

Más fotos de la excursión, haciendo clic aquí.
Track para GPS, haz clic aquí.
Datos técnicos
Recorrido

Perfil: Distancia 10 Km. Desnivel acumulado ascenso, 560 m., de descenso 540 m.

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