martes, 2 de junio de 2015

LOS CINCO SE VAN AL MONTE (Sierra Caballera)

Día 30 de Mayo de 2015
   Si la escritora de historias infantiles, fallecida en 1968, Enid Blyton, por obra y gracia de algún milagro, hubiera visto desde allá arriba o allá abajo (según se mire), la jornada que hemos pasado, un nuevo episodio sería publicado para el disfrute de sus jóvenes seguidores. Se habría titulado algo así como "Los cinco en apuros". Claro, que para que estos actores de hoy se parecieran a Jorge, Ana, Tim, Julian y Dick, se tendría que producir el segundo de los milagros del día.
Bentué de Rasal desde la Sierra Caballera.
 Una rápida e improvisada quedada, nos ha unido a Piedad, Maite, José Antonio, Enrique y un servidor para descubrir, a propuesta del de Calamocha, la Sierra Caballera.
   Junto con las de Loarre y Gratal, la Sierra de Caballera, se suma a ese balcón occidental desde el que se disfruta del paisaje que componen la Hoya de Huesca y buena parte del Valle del Ebro.
   Con las pilas cargadas en el mismo establecimiento de Arguís de costumbre, nos acercamos hasta Bentué de Rasal, pequeña localidad. En su acogedora plaza dejamos los vehículos para calzarnos las botas.
Iglesia de San Cristóbal.
   Destaca en Bentué su iglesia dedicada a San Cristóbal, su pórtico conserva restos de haber sido originalmente una galería abierta por tres o cuatro pares de arquillos geminados, de los cuales se conservan tres y se encuentran cegados. La torre tiene un solo cuerpo y, al interior, cuatro pisos marcados por distintos vanos: puerta de acceso exterior precedida por escaleras, en la planta baja; dos ventanitas monolíticas talladas en tosca, en los dos siguientes pisos; y el campanario, con arcos de medio punto. El origen de este templo es románico, aunque varias reformas entre los siglos XVI al XIX, lo han dejado en el estado actual.
Ermita de la Virgen de la Corona.
   Guiados por el "calamochino", arrancamos a andar por el camino de vuelta, o sea que ídem, y a coger el correcto se ha dicho. Pero como no hay mal que por bien no venga, en las afueras, vemos la ermita de la Virgen de La Corona, obra del siglo XVIII. y tras ella el Tozal de la Pardina que de bajada veremos más de cerca.
   Una vez realizada la corrección, cogemos un camino en dirección sur, nos sorprende la cantidad de ganado vacuno que hay por los campos, protegidos con cercas eléctricas. Salvamos una de ellas y pronto cruzamos el Rio Garona (nada que ver con el que nace en la Val de Arán para desembocar en el Atlántico).
Los cuatro (+ 1).
   La mañana es de esas que prometen calentar el cuerpo, principalmente en este primer tramo que discurre, siempre "picando p´arriba", por el Barranco Cuna. Ya son muchos los días en que la lluvia no ha regado estas tierras, pero se siente el agua en el profundo corte que las aguas han creado en la caliza de la sierra.
   Pinos, boj, carrasca y escaramujo destacan sobre el tomillo que desprende su aroma al paso de las diez botas.
   Poco a poco, vamos ganando altura, el pino se va imponiendo hasta formar bosque, estamos en el Collado "D´os Pozos de Mata Menuda". Hacemos un descanso.
Pozo de Mata Menuda I
   Aquí se encuentra, perfectamente informado, el Mata Menuda I. El nevero tiene planta circular y sus paredes están elaboradas en mampostería aparejada en seco. En la parte superior se observa el arranque de una posible falsa bóveda por aproximación de hiladas que cubriría el pozo. 
Una curiosa explicación extraída  del libro "Pozos de nieve y hielo en el Alto Aragón" que aparece en un cartel dice:
"Es condición que el que fuere arrendador de d[ic]ha provisión de nieve durante todo el tiempo de d[ic]ho arrendamiento sea tenido y obligado de tener y que tenga continuamente provisión de nieve dentro de la p[rese]nte Villa y venderla en cada un año assí a todos los vecinos y havitadores de la d[ic]ha Villa como a todos los que a ella vinieren assí de asiento como de tránsito dando por cada libra doze onzas a precio de a dinero la libra (...)" 
Más abajo, como curiosidad, leemos:

El peso de la nieve
1 libra = 12 onzas = 350 gramos
1 onza = 40 grs
1 arroba = 36 libras = 12’6 kg
1 carga = 12 arrobas = 100 kg

El precio de la nieve
1 escudo = 3 libras
1 libra = 20 sueldos = 240 dineros
1 sueldo =12 dineros 
Un alto en el camino.
   El lugar está "perfectamente amueblado" para sacar algún aporte vitamínico de las mochilas. Como siempre, "el de Jaulín" (J. Antonio), nos ofrece unas porciones de chocolate con almendras que aunque dicen que engorda, bien lo merecemos ¿o no?.
   Las autoridades competentes, de entre los muebles, no han olvidado colocar un aparcabicis en el monte (por esta vez me voy a morder la lengua, en otras ocasiones ya he mostrado mi opinión sobre el amueblamiento de la montaña).
   Hasta aquí llega un camino que viene desde Bolea y que, pese a estar en campaña de recolección de su exquisita fresa, no vamos a tomar. 
Tras el de Calamocha y el de Jaulín, asoma el Gratal.
   En un giro hacia el NO., tomamoss el que se dirige hacia Aniés y que poco más adelante abandonamos para recorrer el largo cordal de la Sierra Caballera.
    El camino es todo un placentero paseo con escaparates a ambos lados: en uno de ellos, a nuestra izquierda, la Hoya de Huesca, el embalse de La Sotonera, el de Las Navas, el pico Pusilibro, Ayerbe, La Galliguera, Loarre y su castillo, etc.; a nuestra derecha, una vez más, la joya de la corona: los Pirineos en todo su esplendor y, mirando atrás, conforme avanzamos, el Pico Gratal creciendo en cada una de nuestras miradas.
La Hoya de Huesca, al fondo La Sotonera.
   Tan solo los puestos de caza, uno cada cien metros, ensombrecen tan espectacular lugar. Supongo que los jabalíes se las verán negras para escapar de los cartuchos de tan numerosas escopetas, el siguiente paso es el de ofrecer a los animales en bandeja (cuando digo animales, me refiero a los jabalíes). Algo más de un kilómetro por el cordal y llegamos al punto geodésico del Pico Naviella de 1517, desde el que se divisa el punto más alto de la jornada, el Pico Caballera de 1563 al que no tardamos en llegar.
   Nos detenemos, volvemos a contemplar el paisaje y disparar la foto de "Los Cinco".
"Los Cinco en el Pico Caballera"
Tozal de La Pardina.
   Se está bien aquí, una ligera brisa refresca algo, no sé que temperatura tenemos pero el sol ataca con maldad. Debajo de nosotros, adivinamos la roca que alberga la ermita de la Virgen de la Peña de Aniés.
   Pero toca seguir, cosa que hacemos siguiendo este largo cordal en un cómodo sube y baja hasta que el camino gira a la izquierda, como si fuéramos camino de Loarre pero no, es un zigzag que comienza a marcarnos el descenso para, posteriormente, rodear la cara Norte de  la Sierra Caballera. Charlando por la pista, de no ser por el GPS, no sé donde hubiéramos acabado. Y aquí comienza la juerga.
¿Senda?
   El instrumento tecnológico, nos dice que hay que tomar una senda a la derecha, alguien grita - ¡¿andestá?!.
   Finalmente adivinamos entre un verdadero bosque de matorrales, algo que se le parece y - ¡bieeeen!,  el aparato dice que es por aquí.
   El resto del descenso: quinientos metros de fuerte bajada, es un calvario. Por aquí, hace tiempo que "no pasa ni dios" (es solo una expresión popular). Voy en cabeza, recojo todas las telas de araña del mundo, hay que abrirse paso entre un bosque de boj ("cuantas cucharas de palo saldrían") y para colmo, de vez en cuando, arboles recién caídos (y no tanto) cortan el paso. En cada uno, hay que pararse a adivinar por donde salvarlo.
Por ahí aparecen.
   Y por si fuera poco, el suelo se encuentra alfombrado de erizón y al de Calamocha se le ha ocurrido subir con pantalón corto. Ha sido una delicada sesión de exfoliación de garras.
   Pero nada, a la Pandilla de los Cinco no se le pone nada por delante y más marcados que las vacas de Bentué, seguimos descendiendo por un abandonado sendero, cuyo estado no quita nada para lo bello del entorno. Algún paso descarnado a la altura de la Foz de Fortiella que nos separa del espectacular Tozal de La Pardina, lo salvamos con prudencia.
   Abajo ya divisamos Bentué de Rasal, aunque tanto curveo parece no querer acercarnos al final del trayecto, cosa que hacemos a primeras horas de la tarde con un calor que espanta, apaciguado por la fría agua que la fuente de San Cristóbal nos ofrece.
   En el regreso, paramos en el mismo lugar de por la mañana a tomarnos el bocadillo y a calmar nuestras ansias con unas jarras de cerveza.
   He quedado sorprendido de esta sierra, la había contemplado desde lejos pero ahora que la he sentido bajo mis pies, la recomiendo recorrer (con permiso de los de las escopetas), para vivir en primera persona sus paisajes y ¡sus sendas!.
   Y aquí se acaba la historia de "Los Cinco se van al monte"
   Hasta pronto.

Si quieres ver más fotos, haz clic aquí.
El track para GPS, anda por aquí
Y los datos técnicos son:
Recorrido.

Perfil: Distancia, 16,7 Km., Ascenso acumulado, 802 m.; Descenso, 802 m.

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