jueves, 4 de agosto de 2016

TOUR DEL ANETO (II)

Día 18 de Julio de 2016 (Hospice de France a Hospital de Benasque)
Las albadas de mi tierraaaa....
        Seguimos la ruta del Tour del Aneto (TA). El tiempo sigue siendo inmejorable: cielo totalmente despejado, mañana fresca, fuerzas intactas.
       En alguno de los dormitorios contiguos un despertador suena sin cesar, nos despierta a toda la tropa excepto a su dueño que duerme y duerme plácidamente. 

     El desayuno, algo escaso, coincide con el primer rebuzno del asno que anda por los alrededores del hospice.
       A las ocho en punto ya estamos todos formados para la foto de arranque y cinco minutos más tarde con la canción “La Albada” destruida, comenzamos a darle al calcetín. Antes nos hemos despedido de Maite que hoy tiene un viaje por carretera bastante largo
Por la fresca senda.
          Desde el principio se adivina la primera parte de la ruta: una auténtica pared de más de mil trescientos metros que iniciamos cruzando un puente sobre el Ruisseau (arroyo, barranco) de Pesson. Tenemos suerte de que la senda discurre de norte a sur, por el Ruisseau del Port de Venasque (en francés es con “v”) que será guía del ascenso, bajo las paredes de los Pic de la Pique y La Frèche que ejercen de parasol.
          Todavía frescos, cruzamos el barranco por el puente de Penjat y, poco a poco, nos acercamos al salto de agua que Maite visitó en solitario ayer.

El Ruisseau de Venasque.
      A partir de este momento, el sendero se empina dibujando sobre cómodos canchales, un agradable culebreo que hacer sudar al más lindo.
      Si nosotros subimos, el agua del arroyo baja en dirección contraria sin un descanso que remanse litro alguno. Pero los "estalentaos" que no somos ni arroyo, ni ruisseau y, además, vamos p´arriba, sí que hacemos una parada para respirar.
     Alborea en las cumbres, el sol comienza su andadura de Este a Oeste pero con nosotros no podrá, nos hemos protegido contra sus agresiones con grandes cantidades de escudos.
       Casi tres horas de subida y tenemos premio, estamos llegando al  “Refuge de Venasque”, pequeño, justito, pero acogedor. Además tienen “bière” para acompañar un tentempié.
Pasando ante los Lacs Boums du Port.
           No es un refugio de lujo pero el entorno sí que lo es: bajo las paredes que lo rodean, los lacs “Boums du Port” ejercen de decorado natural en la pista central de este espectacular circo. Arriba, el pico Salvaguardia nos indica el camino que habremos de tomar y de paso ejerce un provocador magnetismo.
       Solo queda salvar una pared por la que la senda transcurre en uno y otro zigzag que, con paso firme, los “dieciséis chavales” vamos salvando metro a metro.
    -Ya se ve, ya llegamos 
    -¿a dónde?
  - al “Portillón de Benás” (2445 m.) que se abre como un auténtico hachazo entre las paredes del Salvaguardia y Tuca de la Mina que un equilibrista cruza sobre una sirga. 
En el Portillón de Benasque.
Funámbulo.
        Durante cientos de años, esta grieta de no más de cuatro metros, flanqueada por verticales paredes, ha visto pasar contrabandistas, peregrinos, vendedores de sal y ganado, huidos del hambre o de la justicia, refugiados, ejércitos, geólogos, botánicos y escaladores. Hoy, recorremos el camino que durante siglos ha unido Benasque y Luchón.
      Salvar este collado, es asomarse a disfrutar de nuevo, hoy más de cerca, del macizo que ayer divisamos desde la Tuca de La Entecada.
      Pero como no queremos parecer tan pequeños, unos cuantos, la mayoría, nos dejamos atrapar por el magnetismo  que más arriba refería, o sea que ¡a subir el Salvaguardia tocan!.
Subida al Salvaguardia.
         Sin más complicaciones que el paso asegurado con cadena, uno a uno, vamos subiendo por cómodo camino, hasta alcanzar la cima del Pico Salvaguardia (2736 m.).
      ¿Y qué decir de esta cima?, casi se tocan con la mano el Aneto (3404 m), Coronas (3293 m), Maladetas… 
       Entre estos gigantes y nosotros, bajo nuestros pies, el Río Ésera ejerce de eje de un valle de origen glaciar en el que se alberga el Hospital de Benasque (no diviso a Maite), La Besurta, el Forau de Aiguallut vertiendo el agua del barranco de la Escaleta al Garona.       Hacia el Norte, además del recorrido del día anterior, observamos lo fuerte de la ascensión de hoy con los "lacs" que hemos visto y el Hospice de France a tamaño diminuto.
En la cima del Salvaguardia.
       Pero hay que bajar, cosa que hacemos con la debida precaución, el terreno anda algo descompuesto y no hay que fiarse.
       De nuevo en el Portillón, en el que el funámbulo sigue mostrándonos su equilibrio, decidimos descender unos metros hasta el prado en que se bifurca la senda hacia La Besurta para aligerar las mochilas de productos perecederos. Añado que en cada una de estas paradas, un par de botas de vino acompañan los buenos momentos gastronómicos de los “estalentaos”.
Los de la cumbre.
Dedalera.
        Pido permiso para adelantarme y bajar hasta el Hospital de Benás, pues si el Salvaguardia ofrece una atracción magnética, Maite…
       Con buen garbo voy descendiendo, cerca de las ruinas del antiguo hospital, un muro de piedra esconde importantes cantidades de “dedaleras” (digitalis purpurea).
      -¿Y Maite?
      -¿me espera?
      -¿andestaaaaa?,
      -¡en el spa!
  -¡viva la montaña y sus refugios!.
Refugio de lujo.
      Pues nada, que en recepción me dejan una copia de la llave y a la ducha. Cuando termino, los demás ya han llegado. Dicen que el calor los ha expulsado del prado.
       Tarde agradable con visita a la Fundación del Hospital de Benasque cuyo objeto es la investigación, estudio, restauración, divulgación y puesta en valor del patrimonio artístico, cultural, etnológico y natural del Pirineo. Nos entretenemos en echar un vistazo a algunos de los cientos de volúmenes que alberga su biblioteca.
Los alrededores del hospital son para perderse en ellos y escuchar el sonido de la paz
Archivo de la Fundación Hospital de Benasque.
      Maite no ha sido la única en disfrutar del agua, ahora son Maribel y Javier quienes sucumben ante los placeres hidrológicos del interior del spa.
     La cena está a la altura de la calidad del establecimiento y de la atención que nos merecemos, y como siempre, nos portamos bien y nos comemos todo.
      Afuera, el cielo se va llenando de estrellas, la luna se encuentra a un par de noches de mostrarnos toda su grandeza y nosotros…, a dormir que mañana entonaremos L´Albada.
Buenas noches




Datos técnicos
Recorrido

Perfil:
Distancia, 12,9 Km.
Desnivel acumulado +, 1356 m.
Desnivel acumulado - , 978 m.
Día 19 de Julio de 2016 (De Hospital de Benasque a Cerler)
Arrancando.
      Como auténticos relojes suizos, a las siete estamos desayunando, a las ocho entonando L´Albada y cinco minutos después ya estamos caminando.
           Comenzamos por la carretera que lleva a Benasque, pero enseguida tomamos la senda que parte a nuestra izquierda, pero si somos relojes suizos, la memoria no es precisamente lo más destacado de algunas testas: Celia se ha quedado con la llave de la habitación y, listilla que es ella, le encomienda a Benjamín que vuelva al Hospital.
       Echamos un último vistazo a la cumbre de ayer, al Salvaguardia y seguimos caminando.
Hoy, las flores...
          Hoy parece que el día es más claro, las flores más coloridas, las montañas más grandes, la gente más guapa, los pájaros cantan más, incluso L´Albada ha sonado mejor.
    -¿Por qué será?
   -¿Será que hoy nos acompaña Maite?
     -¡Será eso!
     Grandes abetos van dando paso, poco a poco, a pastos subalpinos con extensas superficies floreadas. La senda transita por la ladera occidental de Tuca Blanca de Paderna, a nuestra derecha se escucha el correr de las aguas del Ésera, camino de "Benás".
 
Estampa florida
Baños de Benasque
    Tras cruzar el Canal de Turonel, pronto llegamos a Baños de Benasque, dicen que el más alto de España.
     No es un balneario de lujo, ni ninguna joya arquitectónica, pero el entorno con la mayor concentración de tresmiles de la Península Ibérica le llevan a ser un lugar sobrecogedor en el que la paz y el silencio le presiden, tanto en invierno, cuando se cubre totalmente de nieve y su acceso se hace a veces impracticable, como durante el verano, cuando florecen sus bosques y se escucha de forma permanente el sonido del agua.
Realizamos una parada, incluso hay alguien que se pierde por las instalaciones.
Tritón jaspeado.
     Una vez recuperadas las energías, que confieso todavía no hemos gastado, bajamos por la carretera de acceso al balneario hasta que en uno de los cruces del Barranco de Baños, retomamos la senda que nos lleva a cruzar el Ésera por el Puente de los Baños.           En el camino nos sale a saludar un tritón jaspeado, parece que anda algo desorientado (no lleva GPS) y lo colocamos en un pequeño arroyo.
        A partir de aquí no hay más desnivel que el que nos marca el río. De nuevo volvemos a su margen izquierda cruzando el Puente de Cregüeña. En esta margen vierte sus aguas el barranco del mismo nombre y de recuerdos imborrables para algunos de nosotros cuando, hace años, visitamos uno de los ibones más extensos de los Pirineos: "El Ibón de Cregüeña"
Embalse de Paso Nuevo.
      Ya no dejaremos la ribera del Ésera hasta Benasque. En el camino destacan algunas ruinas de construcciones que bien podrían haber sido viviendas de carabineros. Aún se conserva alguna borda como la de Caballé.         Nos detenemos en una sombra de Plan de Senarta a reponer fuerzas y "líquidos".
    Seguimos nuestra cómoda marcha, ahora pasamos junto al embalse de Paso Nuevo que fue construido en 1969 para regadío y producción eléctrica y cuenta con una capacidad de 3,04 hm3.
      Aquí se unen dos sendas, la variante de la GR.14 que hasta ahora transitábamos nosotros, con la GR.11, que recorre la cordillera pirenaica, en sus cotas más altas, desde el Cantábrico al Mediterráneo.
Puente Cubera.
      Hace calor y es de agradecer perder la altura de la coronación de la presa hasta su base por un oscuro y fresco bosque, más bien un túnel vegetal cuyas paredes están compuestas por denso boj.
       Poco más adelante pasamos bajo uno de los arcos del Puente de San Chaime que aún conserva alguna reliquia del pasado más oscuro de nuestro país. Más me gusta el Puente Cubera, que de aspecto medieval, encontramos un poco más adelante.
       Los últimos dos kilómetros que nos separan de Benasque, los caminamos por la carretera de Llanos, no tenemos seguridad del estado de la senda y sí la tenemos de que estamos en esa hora mágica en la que los jugos gástricos entonan música celestial, así que, tras recorrer su calle Mayor y admirar algunas de sus históricas puertas, tomamos una terraza en la que los bocatas son acompañados por unas buenas jarras de "zumo de cebada".
Maite en la puerta del Palacio de los Condes de Ribagorza.

¿Pocahontas?
      Parece ser que el sol ha tocado más de la cuenta alguna cabeza y, recuerdos de juventud, adornan a Lola con aspecto de "Pocahontas".
    Pero no hemos terminado, tenemos que salvar los más de cuatrocientos metros que nos separan de nuestro destino: Cerler (una placa a su entrada dice que es el pueblo más alto del Pirineo)¿Por donde hacerlo?...
      Tomamos el camino que transita por la PR.27 disfrutando de la umbría y de la gran variedad de vegetación que ofrece el bosque de Es Felegás, como boj, avellanos, robles...
     La espesura se abre por un momento y nos conduce hasta un promontorio desde donde disfrutamos de una buena vista sobre Benasque y su valle.
Por el bosque de Es Felegás.
      Avanzamos bordeando la colina por su izquierda a lo largo de un sendero ascendente entre muros de piedra, y en pocos minutos nos situamos en un cruce decisorio. Ante la duda, siempre la izquierda.
      Por un momento, el sendero desciende y nos entra la duda de si hemos tomado el correcto. Pese a ser confirmado por el GPS, un pintor que está captando con lápiz la belleza del entorno, nos confirma que vamos por "la buena senda". Pobre pintor, todos los que hemos ido pasando ante él hemos preguntado lo mismo.
       El camino desemboca en Cerler junto al cementerio, tan solo nos queda recorrer la carretera que lo atraviesa por completo para llegar a nuestro alojamiento que, tras el reparto de dormitorios, recibe en su piscina el sudor de estos cuerpos que se han ganado, con creces, un chapuzón.
        El ambiente en el garito es relajante, unos en la terraza dándole a la jarra, otros en las tumbonas y un servidor, haciendo encaje de bolillos para adelantar todo lo posible la salida de mañana.
Buena cena, luna llena y felices sueños...zzzzzzzzzzzzz!


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Datos técnicos
Recorrido

Perfil:
Distancia, 18,5 Km.
Desnivel acumulado + 745 m.
Desnivel acumulado - 883 m.

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